sábado, 21 de noviembre de 2015








LA EDUCACIÓN: ¿CUÁL ES SU VERDADERO OBJETIVO? Parte 1

Albert Einstein mencionó lo siguiente acerca de la educación: "El arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión creativa y el conocimiento". 

Pero esto no ha sido posible en el sistema educativo de la Era Industrial (cerca de 1850 a 1970) A principios del siglo XX la industria en pleno desarrollo demandaba que las escuelas públicas "fabricaran" un "producto" que les fuera útil. Note cómo lo expresa un artículo de 1927 en American Educational Digest: "El estudio desapasionado del producto del sistema educativo nos lleva a la conclusión obligada de que no satisface las necesidades de la empresa moderna". Esto significó que muchas escuelas se convirtieron en "fábricas" y los niños se convirtieron en "productos", en lugar de personas.
La buena noticia es que siempre ha habido, y siempre habrá, mujeres y hombres que son maestros en el sentido más elevado y noble de la palabra: están convencidos de tener la capacidad de liberar todo el potencial de los niños a quienes guían y se comprometen a lograrlo.


Pero la realidad es que muchos docentes han adoptado la mentalidad de la Era Industrial manifestando excesiva dependencia de los resultados en los exámenes, hasta el punto en que olvidan que el niño es una persona. La recompensa y el castigo se basan en lo bien que saben seguir instrucciones y guardar silencio, en contraste con lo mucho que podrían lograr al ofrecer sus dones únicos para el bien de la sociedad. Se nos enseña algo similar a esto: somos hormigas obreras pasivas en una gran colonia. Y estos niños se han convertido en adultos que deben encajar en un puesto de trabajo. De manera que cuando se orienta a las personas para que se conviertan en seguidores, en lugar de líderes, la sociedad y las oportunidades salen perdiendo.

Y esta mentalidad de la Era Industrial ha permeado en el ámbito de la educación musical también. Se han olvidado o han ignorado que cada niño aporta al mundo capacidades únicas, así como la posibilidad de decidir cómo y cuándo utilizarlas. La función de la educación debería ser ayudar a cada niño a maximizar ese potencial. En lugar de ello, se han centrado en desarrollar principalmente habilidades técnicas y de interpretación, haciendo a un lado la posibilidad de beneficiarse de aprender a improvisar (ya sea en estilos desde el barroco, hasta estilos contemporáneos como jazz, blues, etc), a acompañar, tener un dominio práctico tanto de armonía tradicional como de armonía contemporánea, y que todos estos elementos de manera natural llevarían al niño músico a desarrollar la creatividad suficiente incluso para componer y/o hacer arreglos y más. Si se incluyeran estos aspectos en la enseñanza musical, los niños, al crecer serían capaces de liderar o conducir su vida profesional creando opciones de trabajo y desempeño musical. Podrían definirse claramente y conseguir el éxito duradero desarrollando el carácter y la competencia consigo mismos, y esto haciéndolo con principios; no esperando que alguien más lo haga por ellos. Este tipo de alumno podría crear su propio futuro. Puede que el tiempo y el suceso imprevisto le impidan alcanzar un objetivo, pero nunca fracasarán. 



Escrito por Jonathan "JazzCello" Villafuerte: cellista alternativo, bajista, compositor, arreglista y profesor de Cello Alternativo, Cuerdas Alternativas, Armonía Contemporánea, para instrumentistas de cuerda principalmente; Bajo eléctrico, Arreglo musical y Composición Contemporánea.

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